Bitacora de vuelo, bitacora de vida.

Te recordamos que en este sitio no presentamos novedades, aquí se busca la trascendencia. Por lo que te invitamos a revisar cada una de nuestras entradas, las cuales no solo han marcado un momento histórico para quienes las concibieron sino que nos ayudan a vislumbrar lejanos horizontes. Bienvenido.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Alhambra

Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.

Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.

Grato sentir o presentir,rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.


J.L Borges 

Silvio, uno de los que a todas partes me acompañan

domingo, 2 de septiembre de 2012

jueves, 23 de agosto de 2012

Creencia Flamenca

Crueldad

Creo en la crueldad de los siglos y en las noches que no han salido de mi mente. En el niño que no encuentra espanto.

 Ambición

Miro a la luna cuando suena una guitarra; un gallo me recuerda lo que ando buscando.

Dureza

Aquella mañana nació el mito que me creo en perfección. Habíamos llorado y reído toda la noche

Valentía

Creo en el coraje de los hombres, mayor a miedos y perdón. Creo en el buscar tener…

Cine

Creo que en tus ojos se pudo ver el universo. También vi la historia del mundo debajo de un harapo.


Oikos

Tome esa espada y salí a matar a todos sus detractores. Pague una deuda mientras amaba a una mujer.


Recados

Creo en ese número que esta al pie de página. Que lógicamente lo desfragmento para contar tu historia.


Toros

 En que por alguna extraña razón no encontré mi cantina. En un boxeador con guantes rosas que se sabe inútil. Que nos sudan un poco las manos


El No Dios

Que no tengo elementos para identificar ese movimiento. tal vez sea por que abrí los ojos en el momento justo.


Sueños

En el poema que escribí frente a una bandera argentina. Que en el menor número de palabras está contenido algo mayor a todo lo demás.


Creo que vuelvo a ser yo…





Faeton G. Echevarria

miércoles, 22 de agosto de 2012

Te miro y tiemblo...

El albatros

Por distraerse, a veces, suelen los marineros
dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
que siguen, indolentes compañeros de viaje,
al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,
Aquél, mima cojeando al planeador inválido!

El Poeta es igual a este señor del nublo,
Que habita la tormenta y ríe del ballestero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas de gigante le impiden caminar.


Charles Baudelaire

lunes, 6 de agosto de 2012

lunes, 30 de julio de 2012

Romance de aquel hijo que no tuve contigo



Hubiera podido ser

hermoso como un jacinto

con tus ojos y tu boca

y tu piel color de trigo,

pero con un corazón

grande y loco como el mío.

Hubiera podido ir,

las tardes de los domingos,

de mi mano y de la tuya,

con su traje de marino,

luciendo un ancla en el brazo

y en la gorra un nombre antiguo.

Hubiera salido a ti

en lo dulce y en lo vivo,

en lo abierto de la risa

y en lo claro del instinto,

y a mí... tal vez que saliera

en lo triste y en lo lírico,

y en esta torpe manera

de verlo todo distinto.

¡Ay, qué cuarto con juguetes,

amor, hubiera tenido!

Tres caballos, dos espadas,

un carro verde de pino,

un tren con cuatro estaciones,

un barco, un pájaro, un nido,

y cien soldados de plomo,

de plata y oro vestidos.

¡Ay, qué cuarto con juguetes,

amor, hubiera tenido!



¿Te acuerdas de aquella tarde,

bajo el verde de los pinos,

que me dijiste: —¡Qué gloria

cuando tengamos un hijo! ?

Y temblaba tu cintura

como un palomo cautivo,

y nueve lunas de sombra

brillaban en tu delirio.

Yo te escuchaba, distante,

entre mis versos perdido,

pero sentí por la espalda

correr un escalofrío...

Y repetí como un eco:

«¡Cuando tengamos un hijo!...»

Tú, entre sueños, ya cantabas

nanas de sierra y tomillo,

e ibas lavando pañales

por las orillas de un río.


Yo, arquitecto de ilusiones

levantaba un equilibrio

una torre de esperanzas

con un balcón de suspiros.

¡Ay, qué gloria, amor, qué gloria

cuando tengamos un hijo!




En tu cómoda de cedro

nuestro ajuar se quedó frío,

entre azucena y manzana,

entre romero y membrillo.

¡Qué pálidos los encajes,

qué sin gracia los vestidos,

qué sin olor los pañuelos

y qué sin sangre el cariño!

Tu velo blanco de novia,

por tu olvido y por mi olvido,

fue un camino de Santiago,

doloroso y amarillo.



Tú te has casado con otro,

yo con otra hice lo mismo;

juramentos y palabras

están secos y marchitos

en un antiguo almanaque

sin sábados ni domingos.

Ahora bajas al paseo,

rodeada de tus hijos,

dando el brazo a... la levita

que se pone tu marido.

Te llaman doña Manuela,

llevas guantes y abanico,

y tres papadas te cortan

en la garganta el suspiro.

Nos saludamos de lejos,

como dos desconocidos;

tu marido sube y baja

la chistera; yo me inclino,

y tú sonríes sin gana,

de un modo triste y ridículo.

Pero yo no me doy cuenta

de que hemos envejecido,

porque te sigo queriendo

igual o más que al principio.

Y te veo como entonces,

con tu cintura de lirio,

un jazmín entre los dientes,

de color como el del trigo

y aquella voz que decía:

«¡Cuando tengamos un hijo!...»


Y en esas tardes de lluvia,

cuando mueves los bolillos,

y yo paso por tu calle

con mi pena y con mi libro

dices, temblando, entre dientes,

arropada en los visillos:

«¡Ay, si yo con ese hombre

hubiera tenido un hijo!...»
 
Rafael de Leon

martes, 24 de julio de 2012

Pushkin me hace llorar...

Eres un rey, vive solo. Toma un camino y síguelo a donde te lleve tu propio albedrío.
Lleva a la perfección los frutos de tus amados pensamientos y no pidas recompensa alguna por los nobles hechos que ejecutaste.

 La recompensa está en ti. Tú eres tu juez supremo. Nadie nunca juzgará tu obra con la misma dureza que tú;
 ¿estás tú satisfecho, escrupuloso y selectivo artista?


Aleksandr Pushkin

sábado, 16 de junio de 2012

De un bolero con sabor a Xalapa y el olor de una extraña poesía

Sólo las hadas, creo yo, deben censar las aves, zurcir las hojas rotas con la saliva de las babosas, recopilar las blandas huellas de “chuparrosas”. Sólo la savia creo yo, sabe a lo que tú sabes. Saberte un libro de secretos, confiarte el truco de mis llaves, qué cantidad de tentación poder quemar tus naves. Serena y cándida alma en paz que de un girón toda te vas; te estoy queriendo en el imán de tu jamás.  Trampa de orquídea y pan.
Igual que tú los astros van a miles de velocidad sin derramar gota de agua mientras me mina tu humedad. Tu droga todavía es calma y espero así llegar la edad del curso migratorio de tu alma.

Haikus...

1.
¿De donde pues esta indolencia?
apenas pudieron despertarme
llueve lluvia primaveral.

2.
El campo silencioso.
una mariposa vuela.
está dormida

3.
El rocio.
pequeñas gotas
en las espinas del ciruelo.