Porque me he dado cuenta de que al paso del tiempo, como una maldición, sigo repitiendo mi historia.
De la Madera de los Sueños estoy hecho.
El sueño inicia vago y oscuro, nublada visión cual bosque de niebla; la fresca natura mis pulmones llena. Me voy a salir por el hueco de una fantasía, prefiriendo monstruos a humanos y así habitar los mares de rosados tornasoles que entre coníferas distingo.
Dudas no existen en este sendero escondido de razón, quizás muchas historias he escuchado, posiblemente sea un lunático. Pero una cosa me ha convencido, un delirio entre sus brazos me ha apretado.
Que quiero vivir entre fantasmas, entre mi abuelo y los viejos amores que en el mundo viajan. Vivo en tierra de espectros, de recuerdos y de futuras lunas. Donde el anciano cuenta sus historias, las que en su vida entera se ha inventado. Sonidos populares al paso de mi ritmo cardiaco, aves comunes a mi cerebro rodean volando. ¿Y qué somos sino un sueño?, viviendo esclavos de otros, de un edificio, de algunos papeles. Esclavos de la lastima.
“De la madera de los sueños es que estamos hechos” ha dicho mi poeta y así envejecer en un sueño, morir soñando, soñando con morir. ¡oh dulce libertad!.
Faeton G. Echevarria
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