Bitacora de vuelo, bitacora de vida.

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miércoles, 4 de mayo de 2011

Jamás terminar de escucharte


Escena I

Mientras decías que no era justo,

nadie sonría, en la calle todo oscuro,

mientras las lagrimas, en tu cabello se secaban,

yo me sentí inmóvil, no soportaba verte llorar,

quería al mismo tiempo, llorar contigo,

detener el segundo para devolver tu lágrima al corazón herido.

No pude hacer nada, mas que mirar el destello que te hace explotar,

eso que llamo la falta de atención al alma tuya,

explicas una y otra vez lo que necesitas,

quería decirte, tomándome de tus manos, "soy lo que buscas"

pero cuando dijiste que tenia razón en no darlo todo por nadie,

no volviste a mirar mis ojos, la actitud fue, "tu bien por eso".

Quisiera no encontrarme en el otro lado,

sino estar en este mismo lado junto a tu brazo mojado de lágrima salada,

como me encantaría,

que como ahora, solo agradeces el favor de no entrometerme,

pero como un amigo especial tendré un lugar en tu razón,

y duele el momento en que te alejas, pues pierdo entonces la oportunidad de ganarme tu amor...

Escena II

Cómo podrías pagarme lo que he hecho por ti,

no podría yo cobrarte lo que tu has creado en mi,

falsas e inútiles emociones, ilusiones, pensamientos bajos y sublimes,

pero todo se queda, en una mierdita hoja de papel en la esquina del mar donde a tu lado…

nunca…

nunca… llegaré.

pero ahí estoy, complaciendo tu compañía, sin apegos, sin algo,

solo rozando tu cuerpo,

mientras me cambio de lugar agarrado en tu cintura...

Me quemo en los labios, por ganarte un beso,

por robarme de tu pecho el tesoro mas deseado,

de postrarme a tus pies siendo honrado,

con lo que el Poeta Dios nos ha comprado.

Me desespera saber que ni el respaldo de tu digna ascendencia te cobija,

Qué más quisiera yo que darte tu propia descendencia,

Quítame un poco más de alma, deja que esa te cubra con todo lo que sé de ti,

Déjame morir aguantando los caprichos, las injurias y los malos respetos,

Pero que pueda vivir un largo tiempo siendo tu amado.

Escena III

Jamás terminaría de escucharte.

Alejandro Barcelata

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