soneto de separacion- from Gustavo Vega on Vimeo.
De repente la risa se hizo llanto, silencioso y blanco como la bruma; de las bocas unidas se hizo espuma, y de las manos dadas se hizo espanto. De repente la calma se hizo viento que de los ojos apagó la última llama, y de la pasión se hizo el presentimiento y del momento inmóvil se hizo el drama. De repente, no más que de repente, se volvió triste lo que fuera amante, y solitario lo que fuera contento. El amigo próximo se hizo distante, la vida se volvió una aventura errante. De repente, no más que de repente. Vinicius da MoraesBitacora de vuelo, bitacora de vida.
Te recordamos que en este sitio no presentamos novedades, aquí se busca la trascendencia. Por lo que te invitamos a revisar cada una de nuestras entradas, las cuales no solo han marcado un momento histórico para quienes las concibieron sino que nos ayudan a vislumbrar lejanos horizontes. Bienvenido.
sábado, 27 de octubre de 2012
jueves, 25 de octubre de 2012
Niña
Nombras el árbol, niña.
Y el árbol crece, lento y pleno,
anegando los aires,
verde deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada.
Nombras el cielo, niña.
Y el cielo azul, la nube blanca,
la luz de la mañana, se meten en el pecho
hasta volverlo cielo y transparencia.
Nombras el agua, niña.
Y el agua brota, no sé dónde,
baña la tierra negra,
reverdece la flor, brilla en las hojas
y en húmedos vapores nos convierte.
No dices nada, niña.
Y nace del silencio
la vida en una ola
de música amarilla;
su dorada marea nos alza a plenitudes,
nos vuelve a ser nosotros, extraviados.
¡Niña que me levanta y resucita! ¡Ola sin fin, sin límites, eterna!
Octavio Paz
Y el árbol crece, lento y pleno,
anegando los aires,
verde deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada.
Nombras el cielo, niña.
Y el cielo azul, la nube blanca,
la luz de la mañana, se meten en el pecho
hasta volverlo cielo y transparencia.
Nombras el agua, niña.
Y el agua brota, no sé dónde,
baña la tierra negra,
reverdece la flor, brilla en las hojas
y en húmedos vapores nos convierte.
No dices nada, niña.
Y nace del silencio
la vida en una ola
de música amarilla;
su dorada marea nos alza a plenitudes,
nos vuelve a ser nosotros, extraviados.
¡Niña que me levanta y resucita! ¡Ola sin fin, sin límites, eterna!
Octavio Paz
lunes, 22 de octubre de 2012
miércoles, 3 de octubre de 2012
domingo, 30 de septiembre de 2012
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Alhambra
Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.
Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir,rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.
J.L Borges
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
grato el jazmín.
Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir,rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.
J.L Borges
jueves, 13 de septiembre de 2012
domingo, 2 de septiembre de 2012
jueves, 23 de agosto de 2012
Creencia Flamenca
Crueldad
Creo en la crueldad de los siglos y en las noches que no han salido de mi mente. En el niño que no encuentra espanto.
Ambición
Miro a la luna cuando suena una guitarra; un gallo me recuerda lo que ando buscando.
Dureza
Aquella mañana nació el mito que me creo en perfección. Habíamos llorado y reído toda la noche
Valentía
Creo en el coraje de los hombres, mayor a miedos y perdón. Creo en el buscar tener…
Cine
Creo que en tus ojos se pudo ver el universo. También vi la historia del mundo debajo de un harapo.
Oikos
Tome esa espada y salí a matar a todos sus detractores. Pague una deuda mientras amaba a una mujer.
Recados
Creo en ese número que esta al pie de página. Que lógicamente lo desfragmento para contar tu historia.
Toros
En que por alguna extraña razón no encontré mi cantina. En un boxeador con guantes rosas que se sabe inútil. Que nos sudan un poco las manos
El No Dios
Que no tengo elementos para identificar ese movimiento. tal vez sea por que abrí los ojos en el momento justo.
Sueños
En el poema que escribí frente a una bandera argentina. Que en el menor número de palabras está contenido algo mayor a todo lo demás.
Creo que vuelvo a ser yo…
Faeton G. Echevarria
Creo en la crueldad de los siglos y en las noches que no han salido de mi mente. En el niño que no encuentra espanto.
Ambición
Miro a la luna cuando suena una guitarra; un gallo me recuerda lo que ando buscando.
Dureza
Aquella mañana nació el mito que me creo en perfección. Habíamos llorado y reído toda la noche
Valentía
Creo en el coraje de los hombres, mayor a miedos y perdón. Creo en el buscar tener…
Cine
Creo que en tus ojos se pudo ver el universo. También vi la historia del mundo debajo de un harapo.
Oikos
Tome esa espada y salí a matar a todos sus detractores. Pague una deuda mientras amaba a una mujer.
Recados
Creo en ese número que esta al pie de página. Que lógicamente lo desfragmento para contar tu historia.
Toros
En que por alguna extraña razón no encontré mi cantina. En un boxeador con guantes rosas que se sabe inútil. Que nos sudan un poco las manos
El No Dios
Que no tengo elementos para identificar ese movimiento. tal vez sea por que abrí los ojos en el momento justo.
Sueños
En el poema que escribí frente a una bandera argentina. Que en el menor número de palabras está contenido algo mayor a todo lo demás.
Creo que vuelvo a ser yo…
Faeton G. Echevarria
miércoles, 22 de agosto de 2012
El albatros
dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
que siguen, indolentes compañeros de viaje,
al navío surcando los amargos abismos.
Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.
Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,
Aquél, mima cojeando al planeador inválido!
El Poeta es igual a este señor del nublo,
Que habita la tormenta y ríe del ballestero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas de gigante le impiden caminar.
Charles Baudelaire
lunes, 6 de agosto de 2012
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